Alexander Hernandez está en la antesala de la pelea más grande de su joven carrera. El joven prospecto recibió la oportunidad de enfrentar a Donald ‘Cowboy’ Cerrone en su regreso a peso ligero.
Aunque no tiene tanta experiencia, Hernandez parece saber que Cerrone se desconcentra cuando llega enojado a la pelea. Durante la última conferencia de prensa previo al combate, Alexander se encargó de provocar a ‘Cowboy.’
“Estoy agradecido con ‘Cowboy’ por tomar la pelea aún en contra de su buen juicio. No me distraigo con su personaje y su fachada. Me veo enfrentando a un pequeño tipo inseguro con una pistola de juguete y una pluma en su sombrero.”
Eso fue suficiente para que ‘Cowboy’ tomara un micrófono y lanzara una advertencia a su rival.
“Un poco inseguro, lo que digas, está bien. No puedo esperar al sábado, estoy emocionado. Escucha pequeño amigo, yo no soy de los que se sientan aquí a hablar. Si tienes cosas que decirme, vamos a pelear el sábado, sé profesional. Acabamos de estar parados allá atrás y no tuviste mucho que decir.”
Hernandez interrumpió a Cerrone y echó más leña al fuego.
“Tú tampoco tuviste mucho que decir, compañero. Pero te diré esto, amiguito. Voy a mandar tu trasero geriátrico de regreso al establo el sábado.”
Un visiblemente molesto Cerrone volvió a tomar el micrófono y lanzó una última advertencia.
“Ya viene el sábado y pelearemos por dinero. Pero no me voy a sentar aquí a hablar mierd4 contigo porque sé en qué piso estás. La c*garon, me pusieron en el cuarto equivocado y estamos justo junto a ti hijo de put*. Así que si tienes algo que decir, puedes venir a tocar mi puerta, ¿ok?”
Hernandez sonrió y se negó a dejar que Cerrone tuviera la última palabra. Quizás para mostrar que no estaba intimidado por las palabras de ‘Cowboy.’
“No estamos en el mismo piso, yo estoy en una suite. Tú estabas allá atrás muy amigable diciendo que me veo bien y saludable. Sí me veo saludable, me veo increíble. Tú te ves desgastado, envejecido y marchito. Eres solo un bufón en mi camino.”
Habrá que ver si Hernandez puede respaldar sus palabras en el octágono. O si será Cerrone quien pueda reír a lo último.