Con frecuencia salen a la luz historias sobre boxeadores que tuvieron una juventud difícil y encontraron refugio en el pugilismo. Las artes marciales mixtas también tienen historias de peleadores con pasados complicados que los llevaron a la cárcel. Lo que la mayoría de estas historias tienen en común es que estos individuos pudieron usar las MMA como la alternativa a una vida de malas decisiones.
El siguiente recuento pretende ver el lado positivo de una colección de historias oscuras que pudieron acabar muy diferente. Afortunadamente, estos atletas pudieron enmendar el camino a tiempo y convertirse en respetadas figuras del octágono.
Mark Hunt
Durante su juventud, Mark Hunt tenía una reputación de violencia y comportamiento criminal en su natal Auckland, Nueva Zelanda. Él y sus hermanos habían sufrido terribles abusos físicos a manos de su padre durante su infancia. Años más tarde, Mark era conocido por meterse en problemas por pelear en las calles.
Cuando apenas era un adolescente, Hunt fue más allá de las peleas. Mark comenzó a involucrarse en actividades criminales y participó en docenas de robos de autos. Cuando tenía 16 años fue sentenciado a pasar 9 meses en la cárcel tras haber asaltado a un hombre para despojarlo de sus zapatos.
Años más tarde, Mark volvería a visitar prisión tras ser sentenciado por agresión. Una noche Mark se metió en problemas afuera de un centro nocturno y noqueó a varias personas. Uno de los guardias del lugar vio lo ocurrido y convenció a Hunt de probar suerte en las MMA. El resto es historia, con casi 20 años de carrera, actualmente Hunt recibe un mínimo de $750,000 dólares cada vez que entra al octágono.
Derrick Lewis
Otro peso pesado del UFC con un pasado tras las rejas es Derrick Lewis. Cuando apenas tenía 19 años y recién se había graduado de la preparatoria, Lewis se metió en problemas cuando el ex esposo de una mujer madura con la que él salía fue a buscarlo a su vecindario.
Según la versión de Lewis, el hombre era miembro del Klu Klux Klan y comenzó a seguirlo durante la noche. Cansado del acoso, Derrick se acercó a la camioneta. En ese momento el hombre intentó alcanzar una escopeta que tenía en el asiento del copiloto, la reacción en defensa propia de Lewis fue golpearlo hasta que el hombre aceleró y se fue directo a la estación de policía.
Como resultado de los golpes, el hombre perdió la vista en un ojo y Lewis fue acusado de agresión con agravantes. El veredicto fue de dos años en libertad condicional, lo que le permitió asistir a la universidad con una beca para jugar futbol americano. Sin embargo ya en la universidad violó los términos de su libertad condicional y fue sentenciado a cinco años en la cárcel ‘Sugar Land’, donde cumplió tres años y medio de condena antes de ser liberado.
Lewis salió de prisión con el sueño de convertirse en un boxeador profesional, pero un amigo le consiguió una pelea de MMA. Tras ganarla de manera contundente, Lewis decidió olvidarse del boxeo.
Con frecuencia salen a la luz historias sobre boxeadores que tuvieron una juventud difícil y encontraron refugio en el pugilismo. Las artes marciales mixtas también tienen historias de peleadores con pasados complicados que los llevaron a la cárcel. Lo que la mayoría de estas historias tienen en común es que estos individuos pudieron usar las MMA como la alternativa a una vida de malas decisiones.
El siguiente recuento pretende ver el lado positivo de una colección de historias oscuras que pudieron acabar muy diferente. Afortunadamente, estos atletas pudieron enmendar el camino a tiempo y convertirse en respetadas figuras del octágono.
Mark Hunt
Durante su juventud, Mark Hunt tenía una reputación de violencia y comportamiento criminal en su natal Auckland, Nueva Zelanda. Él y sus hermanos habían sufrido terribles abusos físicos a manos de su padre durante su infancia. Años más tarde, Mark era conocido por meterse en problemas por pelear en las calles.
Cuando apenas era un adolescente, Hunt fue más allá de las peleas. Mark comenzó a involucrarse en actividades criminales y participó en docenas de robos de autos. Cuando tenía 16 años fue sentenciado a pasar 9 meses en la cárcel tras haber asaltado a un hombre para despojarlo de sus zapatos.
Años más tarde, Mark volvería a visitar prisión tras ser sentenciado por agresión. Una noche Mark se metió en problemas afuera de un centro nocturno y noqueó a varias personas. Uno de los guardias del lugar vio lo ocurrido y convenció a Hunt de probar suerte en las MMA. El resto es historia, con casi 20 años de carrera, actualmente Hunt recibe un mínimo de $750,000 dólares cada vez que entra al octágono.
Derrick Lewis
Otro peso pesado del UFC con un pasado tras las rejas es Derrick Lewis. Cuando apenas tenía 19 años y recién se había graduado de la preparatoria, Lewis se metió en problemas cuando el ex esposo de una mujer madura con la que él salía fue a buscarlo a su vecindario.
Según la versión de Lewis, el hombre era miembro del Klu Klux Klan y comenzó a seguirlo durante la noche. Cansado del acoso, Derrick se acercó a la camioneta. En ese momento el hombre intentó alcanzar una escopeta que tenía en el asiento del copiloto, la reacción en defensa propia de Lewis fue golpearlo hasta que el hombre aceleró y se fue directo a la estación de policía.
Como resultado de los golpes, el hombre perdió la vista en un ojo y Lewis fue acusado de agresión con agravantes. El veredicto fue de dos años en libertad condicional, lo que le permitió asistir a la universidad con una beca para jugar futbol americano. Sin embargo ya en la universidad violó los términos de su libertad condicional y fue sentenciado a cinco años en la cárcel ‘Sugar Land’, donde cumplió tres años y medio de condena antes de ser liberado.
Lewis salió de prisión con el sueño de convertirse en un boxeador profesional, pero un amigo le consiguió una pelea de MMA. Tras ganarla de manera contundente, Lewis decidió olvidarse del boxeo.