El pasado domingo 25 de junio el octágono de UFC pasó por Oklahoma. Uno de los combates en la cartelera estelar fue la sensacional batalla entre Felice Herrig y Justine Kish. Durante un punto del combate Felice encajó una profunda estrangulación de la cual Justine escapó milagrosamente.
El momento fue memorable por la fuerza de voluntad y buena técnica de Kish para sobrevivir. Minutos después se volvería viral cuando se descubrió que el esfuerzo para liberarse de la sumisión le había costado perder el control de su esfínter y dejar huellas fecales en el octágono.
Justine le ha puesto buena cara al desafortunado incidente. La misma noche de la pelea habló sobre lo sucedido y remató con un genial comentario en su cuenta de Twitter.
I am a warrior, and I will never quit #ShitHappens haha be back soon.
— Justine Kish (@JustineKish) June 26, 2017
“Soy una guerrera y nunca me voy a rendir #ShitHappens jaja, volveré pronto”
Justine no ha rehuido el tema e incluso ha recibido ofertas de patrocinio de toallitas húmedas y pañales para adultos. Se dijo interesada en colaborar ya que considera que podría hacer menos vergonzoso el tema para la gente que realmente las necesita.
En una entrevista para Submission Radio, Justine habló sobre lo más bizarro que ha ocurrido desde su pelea. Al parecer un “coleccionista” está muy interesado en adquirir sus shorts de esa noche.
“La oferta más lucrativa que he recibido fue de alguien que me mandó un mensaje diciendo ‘Hey, me gustaría pagarte lo que sea que te perdiste por no haber ganado la pelea. Quisiera comprar tus shorts por esa cantidad para poder colgarlos en mi cueva.’ Me pareció repugnante. Realmente hay gente muy enferma ahí afuera. Pero bueno, el punto es que me ofreció $15,000 dólares por mis shorts.”
No, no se trata de una broma. La oferta es seria y el comprador ha insistido pese a que Justine no está muy convencida.
“Dice que tiene una especie de altar dedicado a UFC. Me dio su nombre, su correo y su teléfono. No quiero entrar mucho en detalles, pero esa ha sido la oferta más lucrativa que ha resultado del accidente.”
No cabe duda que cada cabeza es un mundo y nunca sabemos lo que piensan los demás.