No hay un solo concepto que defina lo que debe ser un artista marcial. Sin embargo el honor y el respeto son la base de cualquier arte marcial. O al menos solían serlo.
Hoy en día el honor y el respeto le han cedido su lugar a los insultos y la polémica. Basta con ver el cruce de publicaciones en redes sociales entre Conor McGregor y Khabib Nurmagomedov.
“Golpeé a tus hermanos, pequeña rata.”
“Eres un guerrero de Twitter.”
“Te comportas como una esposa celosa.”
“Tu esposa es una toalla.”
“McGregor es un violador y una perra.” (Palabras del representante de Khabib)
Todo eso podrá sonar muy entretenido para muchos, y sin lugar a dudas es lo que vende peleas hoy en día. Pero, ¿realmente es lo que necesitamos en el mundo de las artes marciales mixtas? ¿No se supone que todo arte marcial tiene como base el respeto? ¿En qué momento nos desviamos tanto del camino, al grado que si no hablas basura, no importan tus logros en la jaula?
Sin lugar a dudas también los medios tenemos nuestro porcentaje de responsabilidad. Pero el mercado es quien dicta las tendencias. Un reportaje o entrevista sobre las obras sociales de tal o cual peleador es ignorado. No importa las horas de trabajo que se le dediquen, ni los costos en que se incurra para hacerlo. Mientras que una nota sensacionalista sobre el más reciente insulto de Conor McGregor se hace sin costo en 15 minutos y acapara la atención.
Era otra época, pero no hace mucho tiempo Georges St-Pierre también vendía y acaparaba titulares sin insultar a nadie. Lo mismo podríamos decir de Anderson Silva. Dos tipos que llegaron a la cúspide de las artes marciales mixtas y se mantuvieron ahí durante casi una década. El mundo ansiaba verlos pelear, sin necesidad de insultos ni polémica. Quizás sus números no alcanzaron las alturas de la actualidad, pero la plataforma y el alcance de UFC eran mucho más pequeños que ahora.
Sin embargo lo que vendía era el deporte, el talento de los guerreros que lo dejaban todo dentro de la jaula. No los insultos baratos que viertan en redes sociales solo para llamar la atención y generar polémica.