Tras un retiro de 4 años el canadiense Georges St-Pierre regresó al octágono para medirse ante Michael Bisping por el título de peso medio. GSP acabó con Bisping en el tercer round después de mandarlo a la lona con un gancho de izquierda vapulearlo con codazos desde la guardia y someterlo con un mata león.
25 minutos después, el canadiense y su equipo seguían en la jaula, disfrutando el momento. El ex campeón de peso welter había conseguido un segundo título en una división diferente. Se unió al club de Randy Couture, B.J. Penn y Conor McGregor al ser los únicos en ostentar campeonatos en dos divisiones.
St-Pierre se alejó de la jaula en el 2013 bajo sus propios términos, como el campeón más dominante en la historia de la división welter. Conforme los meses se convirtieron en años, su regreso parecía cada vez menos probable. Sin embargo desde el 2016 comenzó a coquetear con salir del retiro y entonces se volvió cuestión de tiempo.
En marzo se hizo oficial que el canadiense estaba de regreso y enfrentaría a Michael Bisping en UFC 213, o al menos eso pretendía UFC. GSP tenía planes diferentes y anunció que no estaba en condiciones de regresar antes del otoño debido a un problema en su ojo.
Dana White amenazó con darle la pelea al ganador de Robert Whittaker y Yoel Romero si St-Pierre no peleaba en julio. Incluso anunció que si Tyron Woodley vencía a Demian Maia, sería el rival de GSP. Para bien o para mal, Woodley se mantuvo en su nuevo estilo defensivo para aferrarse al cinturón por tanto como pueda y la pelea fue terriblemente aburrida.
Fiel a su costumbre, Dana White cambió radicalmente de opinión y durante la conferencia afirmó que nadie querría ver pelear a Woodley y por lo tanto no enfrentaría a St-Pierre. Menos de una semana después, se hizo oficial el combate entre GSP y Bisping, y sería en UFC 217, en la segunda visita de UFC al Madison Square Garden.
El evento fue un éxito rotundo y excedió las expectativas que se tenían del mismo. GSP también lo hizo, entrando a la pelea como la víctima y saliendo con la mano en alto y el cinturón a cuestas. Un auténtico momento para la historia.
Casi un mes después, GSP dejó vacante el título por problemas médicos afirmando que había dañado su sistema digestivo al forzar su cuerpo a subir 15 libras. Por lo tanto le sería imposible volver a competir en 185 libras, y su regreso como peso welter quedó en el aire.
Muchos, incluyendo a Dana White esperaban que St-Pierre dejara vacante el título, la decisión de GSP no fue sorpresa y se anunció que Rober Whittaker se convertía en el campeón indiscutido y tendría su primera defensa ante Luke Rockhold el 10 de febrero en Australia. A diferencia de lo que pasa en divisiones como la de peso ligero, el campeón se ha hecho a un lado y permitido que la división se mantenga activa.
Por segunda ocasión en la historia, cerramos el año con GSP dejando vacante un cinturón y con un futuro incierto. A pesar de todo, e incluso si no regresa, nos dio un momento memorable difícil de olvidar y que quizás haya solidificado su estatus como uno de los mejores peleadores de la historia.